“Evangelizar con la fuerza del Espíritu” es
lema del día de Hispanoamérica, que se celebra el próximo 1 de marzo, y que tiene como objetivo, entre
otros, reconocer que de nuestras comunidades cristianas partieron para América
muchos misioneros que llevaron la fe a aquel continente, donde hoy están el 50%
de los católicos del mundo. Además, la intención es promover entre los fieles
diversos cauces de cooperación para ayudar a las Iglesias más necesidades de
América a crecer y madurar en la fe
recibida.
En este contexto el cardenal Marc Ouellet,
presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, escribe un mensaje en
el que expresa su agradecimiento a los sacerdotes y laicos que colaboran con la
misión como Fidei Donum, en particular a los cerca de 300 sacerdotes que sirven
a la Iglesia en Latinoamérica acogidos a la Obra de Cooperación Sacerdotal
Hispanoamericana (OCSHA), así como a todas las religiosas y religiosos españoles
que cooperan con la evangelización en aquellas tierras.
El cardenal recuerda que esta cita anual que se
celebra desde 1959, es una buena ocasión para tener presentes en la oración a
todos los misioneros. Y recordando las palabras del Papa Francisco en su
exhortación Evangelii Gaudium sobre
el verdadero misionero, dice que lo es por ser “discí- pulo, sabe que Jesús
camina con él, respira con él, trabaja con él; percibe a Jesús vivo en medio de
la tarea misionera (cf. EG, 264-265). Y «si uno no lo descubre a Él presente en
el corazón mismo de la entrega misionera, pronto pierde el entusiasmo y deja de
estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no
está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie» (EG,
266).
Es una invitación, asegura el cardenal en su mensaje, “a sumergirnos en la
alegría del Evangelio y a alimentar el amor de Dios, capaz de iluminar la
vocación y la misión propias”.
En el apartado del escrito del cardenal Marc
Ouellet, llamado “Pasión por el pueblo”, se recuerda que la actividad misionera
de la Iglesia en América Latina es una continua solicitud por los más
necesitados, y así fue uno de los principales argumentos en las sucesivas
Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, e invita a
acudir al Documento Conclusivo de Aparecida para descubrir cómo la Iglesia sigue
el ejemplo del Maestro; según recuerda el Papa
Francisco, «en el hermano está la permanente prolongación de la
Encarnación para cada uno de nosotros: “Lo que hicisteis a uno de estos hermanos
míos más pequeños, lo hicisteis a mí” (Mt 25, 40)» (EG, 179).
Finalmente, invita a los más de 9.000 misioneros
españoles al servicio de la Iglesia en América Latina, a leer y releer todo lo
que escribe el papa Francisco en los últimos números de su exhortación
apostólica Evangelii Gaudium respecto a ese «regalo de Jesús a su pueblo», que
es la maternidad de María. Cristo nos lleva a María, pero también María nos
conduce a Cristo, porque en esa imagen materna se descubren todos los misterios
del Evangelio (cf. EG, 285) y porque «ella es la misionera que se acerca a
nosotros para acompa- ñarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su
cariño materno» (EG, 286). El pueblo americano peregrina a los santuarios
marianos, pedazos de cielo, para pedirle a la Virgen que transforme este
continente en la casa de Jesús con «una montaña de ternura”.
Fuente: RV