"Es el tiempo de la misericordia, para que los
pobres sientan la mirada de respeto y atención de aquellos que, venciendo la
indiferencia, han descubierto lo que es fundamental en la vida". (Carta
apostólica Misericordia et misera, 21)
El Adviento ha comenzado este domingo marcando el paso fuertemente: "Estad
atentos". La lectura del evangelio de la liturgia de este domingo
lo ejemplifica muy claramente, haciendo alusión a los tiempos de Noé. Todo el
mundo hacía una vida normal y la catástrofe les pilló desprevenidos.
Y así nos puede pasar también a nosotros, que estemos tan absorbidos por las preocupaciones de cada día que no nos demos cuenta de la realidad del tiempo en el que vivimos.
Son muchos los signos que reclaman nuestra atención y a los que a lo mejor no le damos la suficiente importancia. Vivir la vida cristiana de manera madura supone cultivar la actitud de la atención hacia los demás y hacia las realidades sociales de nuestro entorno.
Y así nos puede pasar también a nosotros, que estemos tan absorbidos por las preocupaciones de cada día que no nos demos cuenta de la realidad del tiempo en el que vivimos.
Son muchos los signos que reclaman nuestra atención y a los que a lo mejor no le damos la suficiente importancia. Vivir la vida cristiana de manera madura supone cultivar la actitud de la atención hacia los demás y hacia las realidades sociales de nuestro entorno.
El
Año de la Misericordia ha terminado y el papa Francisco ha dejado en
la reciente carta apostólica Misericordia et misera a la Iglesia el
encargo de seguir con la misión de misericordia. Hay muchas realidades
humanas a las que es necesario dar una respuesta desde la misericordia de Dios.
Ésta es la misión de la Iglesia en su esencia, como dice el papa Francisco en
la Misericordia et misera: "La vida de Jesús y su predicación marcan de
manera decisiva la historia de la comunidad cristiana, que entiende la propia
misión como respuesta al mandato de Cristo de ser instrumento permanente de su
misericordia y de su perdón (cf. Jn 20,23)" (n. 7).
El inicio
del Adviento es la llamada a que prestemos mayor atención a las personas,
los ambientes, los grupos humanos, las realidades concretas... necesitadas de
la experiencia de la misericordia. Los cristianos y la Iglesia deben prestar
mucha atención y estar muy presentes y activos. Cada uno de nosotros
debemos buscar la manera de estar atentos a los demás, en sus necesidades
concretas de ayuda. A ello nos anima el papa Francisco: "Por
este motivo, la Iglesia debe estar siempre atenta y dispuesta a descubrir
nuevas obras de misericordia y realizarlas con generosidad y entusiasmo"
(Misericordia et misera, 19).
Juan
Martínez
Obras
Misionales Pontificias España