Convertirse
al cristianismo en Irán, un país con más del 99% de habitantes musulmanes,
puede ser un crimen castigado con más de 10 años de cárcel
Imagen referencial. Foto: Pixabay / Dominio público |
Los
templos católicos en el país son monitoreados de cerca con cámaras de
vigilancia para que los musulmanes no ingresen, y las escuelas religiosas
tienen límites sobre lo que pueden enseñar, dijo a CNA –agencia en inglés del
Grupo ACI– el periodista iraní Sohrab Ahmari.
Ahmari
escribe actualmente para la editorial Ignatius Press una memoria espiritual
sobre su propio viaje hacia la fe católica.
El
periodista iraní se convirtió en 2016, luego de vivir en Estados Unidos por más
de dos décadas. Su conversión habría sido casi imposible de haber seguido
viviendo en Irán.
“En
Irán, el catolicismo es un fenómeno principalmente étnico. Hay católicos
armenios y asirios. Ellos tienen sus propias iglesias, pero no pueden evangelizar
y no pueden tener Biblias en ningún otro lenguaje que no sea el suyo”, dijo
Ahmari, que trabajó para el diario estadounidense Wall Street Journal por
varios años, antes de convertise en el editor senior de la revista Commentary.
“La
Constitución iraní consagra el islam chiita como la religión del estado y
relega ciertas otras minorías religiosas a un estatus protegido, pero de
segunda clase”.
Esa es
la situación, dijo, de “judíos y cristianos, principalmente, gente de las
religiones abrahámicas”.
“Estas
personas tienen un cierto grado de derechos limitados, pero también tienen toda
suerte de limitaciones sociales”.
Ahmari
advirtió que el trato puede ser “peor para grupos que el régimen no reconoce
como legítimos”, como el caso de los cristianos evangélicos.
Tras
enfrentar un juicio como apóstatas, los cristianos conversos del islam han
sufrido cada vez peores sentencias, de acuerdo al reporte de 2018 de la
Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF).
El documento advirtió que “muchos fueron sentenciados a al menos 10 años en
prisión por sus actividades religiosas”.
Maryam
Naghash Zargaran, cristiana convertida del islam, fue liberada de prisión en
agosto de 2017, tras cumplir más de los cuatro años a los que estaba sentenciada.
Mary Ann Glendon, ex embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, estaba
entre quienes abogaron por su liberación.
En mayo
de 2017, cuatro cristianos evangélicos fueron sentenciados a 10 años de prisión
por su labor evangelizadora.
El
Departamento de Estado de Estados Unidos ha designado a Irán como un “país de
particular preocupación” sobre libertad religiosa desde 1999.
La
creciente capacidad del gobierno iraní para censurar y monitorear a los
usuarios de internet aumenta su capacidad de aplicar interpretaciones
religiosas oficiales y reprimir a activistas.
De
acuerdo a la USCIRF, durante una serie de protestas democráticas en enero de
2018, el gobierno bloqueó el acceso a internet, incluyendo a las redes
sociales. Los ciudadanos protestaban por injusticias económicas y sociales.
Mientras
que a los cristianos les ha ido mucho mejor en Irán que en el vecino Irak,
Ahmani cree que es importante que los católicos se den cuenta de que estas
protestas eran diferentes a otros levantamientos en Medio Oriente.
“Hay
una tendencia entre algunos católicos conservadores a ver ahora cualquier
levantamiento o cualquier fervor democrático en un país como automáticamente
malo, precisamente porque se preocupan por esas comunidades. Miran a lo que ha
pasado con Irak, lo que está sucediendo con los coptos en Egipto y piensan ‘no
más levantamientos’”, dijo el periodista iraní.
“El
caso en Irán es diferente porque el propio régimen consagra un tipo de
supremacía islámica y suprime a las minorías en varias formas. La gente que se
está levantando quiere libertad religiosa”, añadió.
La
libertad religiosa y los derechos humanos fueron el centro del encuentro del
Papa Francisco con el presidente de Irán, Hassan Rouhani, en enero de 2016.
Irán y la Santa Sede han tenido relaciones diplomáticas continuas desde 1954.
En el
Vaticano, el Papa Francisco y Rouhani también conversaron sobre la aplicación
del Plan de Acción Exhaustivo Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés),
también conocido como el “acuerdo nuclear iraní”, que había entrado en vigor
apenas 10 días antes de ese encuentro.
El 8 de
mayo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acabó con el JCPOA y
reimpuso las sanciones que habían sido levantadas.
Según
un comunicado de la Casa Blanca, “el JCPOA falló en lidiar con la amenaza del
programa de misiles de Irán y no incluyó un mecanismo suficientemente fuerte
para inspecciones y verificación”.
Los
abusos a los derechos humanos del régimen iraní y la represión contra
manifestantes también fueron condenados en el comunicado del 8 de mayo,
anunciando el fin de la participación de Estados Unidos en el acuerdo nuclear
de Irán.
Traducido
y adaptado por David Ramos. Publicado originalmente en CNA.
Por
Courtney Grogan
Fuente:
ACI
Etiquetas: Musulmanes, Libertad
religiosa, extremistas
musulmanes, Irán, conversión, Islam
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