El
presidente internacional de las Obras Misionales Pontificias, Mons. Giampietro
Dal Toso, se ha dirigido hoy a los obispos españoles reunidos en Asamblea
Plenaria para animar a celebrar el Mes Misionero Extraordinario convocado por
el Papa Francisco para octubre de 2019
Mons.
Giampietro Dal Toso, presidente internacional
de
las Obras Misionales Pontificias
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En la mañana de ayer,
Mons. Dal Toso, invitado por los obispos españoles, ha participado en la
Asamblea Plenaria de la CEE, su intervención ha tenido como tema central el Mes
Misionero Extraordinario de Octubre 2109.
Dado que el Papa
Francisco ha encomendado a las Obras Misionales Pontificias (OMP) de todo el
mundo la preparación de este mes misionero, Mons. Dal Toso ha recordado a los
prelados el carácter único de las mismas, la “red mundial al servicio del Papa
para apoyar la misión y a las jóvenes Iglesias con la oración y la caridad”.
Ha hecho un breve
recorrido por su historia, explicando que “la labor más importante de las OMP
es despertar la conciencia de la misión, que –siguiendo las enseñanzas de los
Papas y del Concilio– es tarea de todo el Pueblo de Dios. Las OMP tienen el
mandato especial de mantener vivo este espíritu, y a este objetivo tiende, en
último análisis, la celebración del Octubre Misionero 2019”.
Son campos específicos
de la labor de las OMP, explicaba Mons. Dal Toso, el mantener vivo el espíritu
misionero en la Iglesia a través de la animación y la formación misionera;
fomentar la oración por las misiones; cultivar la formación misionera; y
recoger las ofrendas a favor de las misiones.
“Un valor importante de
las OMP es que a este Fondo contribuyen también las diócesis de los países más
pobres. Convirtiéndose en el único ejemplo institucionalmente constituido en la
Iglesia católica en el que todos ofrecen algo, y lo que se ofrece se da a los
más necesitados”, explicaba. Apuntaba además que “en la actualidad son casi las
únicas que apoyan proyectos pastorales para mantener la vida de una diócesis en
los territorios de misión”. Esto lleva, añadía Mons. Dal Toso, a dedicar una
atención especial a los formadores a todos los niveles: “Esto cada año comporta
un gasto de unos 9 millones de euros, e implica a más de 500 personas, entre
sacerdotes y religiosas”.
Aunque en 2018, las
Obras han dado ayudas por valor de unos 130 millones de dólares, es poco para
ayudar a un tercio de las diócesis del mundo. Mons. Dal Toso señalaba que “dada
la escasez de fondos, se ha pedido a las diócesis de los territorios de misión
que renuncien, si es posible, a la ayuda ordinaria que reciben. Algunas de
estas diócesis lo han hecho, y es un signo de responsabilidad”.
La iniciativa del
Octubre Misionero 2019 del Papa Francisco, explicaba el presidente de las OMP,
surge de una pregunta: “¿cómo injertar la dimensión misionera en la pastoral
ordinaria, que es también el gran objetivo de la Evangelii gaudium?”. El mes se
celebra en el centenario de la Carta Maximum illud de Benedicto XV. “Para la
historia de la misión”, explicaba Mons. Dal Toso, “este documento señala una
línea decisiva, al menos por dos motivos: ha separado la actividad
evangelizadora, renovándola evangélicamente, de la obra de colonización, y ha
insistido en la creación de un clero y de una jerarquía autóctonas en las
tierras de misión”.
En varias ocasiones el
Papa ha subrayado que la actividad misionera es paradigmática para todas las
actividades de la Iglesia y, el mes de octubre de 2019 se inscribe en esta
perspectiva, de ahí que el Santo Padre insista en la relación entre missio ad
gentes e impulso misionero de la pastoral, “con el fin de despertar aún más la
conciencia misionera de la missio ad gentes y de retomar con un nuevo impulso
la transformación misionera de la vida y de la pastoral”.
Bajo esta perspectiva, explicaba
Mons. Dal Toso, “la sensibilización misionera no es una cosa aparte respecto a
la pastoral, sino que, de alguna manera, es su cumbre. Es decir, el mes
misionero puede ayudar a la pastoral ordinaria a encontrar más fuerza, porque
la lleva más allá”. Por eso, “el Octubre Misionero puede transformarse en una
oportunidad pastoral para volver a descubrir la belleza de la fe y hacer de
nosotros sus anunciadores”.
“Bautizados y enviados.
La Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, es el lema escogido por el Papa
Francisco, porque “encierra en sí los elementos esenciales que hay que tener en
cuenta en la programación y vivencia de tal iniciativa”. Bautizados y enviados,
porque “la Iglesia no hace proselitismo: la Iglesia no tiene una ideología
propia, no tiene un producto que proponer, sino que anuncia un misterio, el de
Cristo”. Y, en misión al mundo, porque hay que mirarlo con simpatía, “para
hacerlo partícipe de la misericordia del Padre, para que el mundo se transforme
gracias al encuentro personal de los hombres con Cristo.
En este sentido, quizás
tenemos que renovar la convicción de que el Evangelio es la respuesta a las
heridas que el hombre lleva en sí con motivo del pecado original”.
Habló también de la guía
que se ha preparado en Roma con material bíblico-litúrgico, hagiográfico y
teológico, que ofrece además ideas para celebrar el mes extraordinario.
El presidente de las
Obras Misionales terminó resaltando la coincidencia del mes misionero con el
sínodo para la Amazonia, que “ayudará a dar visibilidad a la dimensión
misionera de nuestra preocupación por la región amazónica”.
Fuente: OMP