Desde
2017, la provincia septentrional de Mozambique se ha visto sacudida por ataques
mortales perpetrados por grupos armados cuyas operaciones son cada vez más
sofisticadas
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Mons. Fernando
Lisboa, obispo de Pemba, en Mozambique
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El
pasado viernes, según informa Vatican News, el Papa Francisco llamó por
teléfono a Fernando Lisboa, obispo de Pemba, en Mozambique. En esta
región, los islamistas tomaron hace una semana la ciudad portuaria de Mocimboa
de Praia, derrotando al ejército mozambiqueño.
El
obispo Lisboa es una de las voces que con mayor insistencia llaman la atención
sobre el empeoramiento de la zona septentrional del país Cabo Delgado. Frente a
su costa, desde el año 2010 se descubrieron yacimientos de gas natural.La zona
alberga el mayor yacimiento de gas natural líquido de África, que atrae enormes
inversiones para su posible extracción. Ahora los crecientes y continuos
levantamientos están poniendo en peligro la inversión.
Así
ha contado Lisboa la llamada: «Me dio mucho consuelo y tranquilidad. El Papa
expresó su cercanía al obispo (de Pemba) y a la gente de la región de Cabo
Delgado. El Santo Padre dijo que sigue los acontecimientos de nuestra provincia
con gran preocupación y que reza constantemente por nosotros. También me dijo
que, si hay algo más que pueda hacer, no debemos dudar en preguntarle.
Está listo para caminar con nosotros. Le
expresé mi profundo agradecimiento por el gesto de la llamada telefónica y le
dije lo agradecidos que estamos cuando el domingo de Pascua, 12 de abril, rezó
por Cabo Delgado durante la bendición Urbi et Orbi. Le dije que su referencia a
la crisis humanitaria en nuestra provincia hizo que otras personas se enteraran
de nuestra situación.
Vemos
que varias congregaciones, algunas organizaciones (humanitarias), muchas
personas – tanto locales como de fuera — están empezando a colaborar. Le dije:
«Santo Padre, ha puesto a Cabo Delgado en el mapa del mundo». Él – dijo el
obispo de Pemba — simplemente comentó en italiano: «¡Qué hermoso! ¡Qué
hermoso!»».
Fernando
Lisboa añadió que, al final, Francisco recordó su visita a Mozambique hace un
año y lo difícil que era ya entonces la situación en Cabo Delgado: «Me animó
—añadió el obispo— a contactar con el cardenal Michael Czerny, del
departamento de Promoción del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, para
que me ayudara en el frente de la asistencia humanitaria.
Por
mi parte — continúa el obispo — le aseguré al Santo Padre, a través de la
oración, nuestra cercanía a su ministerio. Le dije que rezamos por él todos los
días. «¡Adelante!», este fue el estímulo en español con el que el Papa
concluyó la conversación. «Adelante, entonces, y mantén la fe firme»».
No
hay noticias de dos monjas desde hace más de una semana
«Le
conté al Santo Padre – continúa Monseñor Fernando Lisboa – sobre la ciudad
portuaria de Mocimboa da Praia, que fue tomada por los yihadistas, y cómo no
tenemos más noticias de dos de nuestras monjas en esa ciudad. Son dos hermanas
de la Congregación Internacional de las Hermanas de San José de Chambéry». En
la reacción del Papa, el obispo subrayó la profunda tristeza y la promesa de
rezar por ellos.
Desde
2017, la provincia septentrional de Mozambique se ha visto sacudida por ataques
mortales perpetrados por grupos armados cuyas operaciones son cada vez más
sofisticadas y constituyen una fuente de preocupación para los Estados vecinos,
en particular Tanzania. Los ataques en Cabo Delgado han creado un clima de
temor en toda la región, causando víctimas y miles de personas desplazadas.
Pero incluso antes de que se descubrieran las reservas de gas y de la presencia
yihadista, Cabo Delgado ya experimentaba dificultades extremas debido al alto
nivel de pobreza y exclusión social.
Ya
en su discurso del 25 de junio de 2020, al comienzo de las manifestaciones por
el 45º aniversario de la independencia nacional, el Presidente de Mozambique, Filipe
Nyusi, culpó de la insurgencia en la provincia septentrional a lo que llamó
«élites internas y externas», prometiendo que el país no sería chantajeado en
una guerra mortal por terroristas patrocinados.
Fuente:
Revista Ecclesia