“Las heridas permanecen, aunque se han dado pasos importantes de perdón y reconciliación”
A raíz del atentado en la redacción de la revista Charlie Hebdo, varios lugares del mundo han visto venganzas por parte de grupos musulmanes que se sintieron ofendidos por las caricaturas en contra de su religión.
Una de ellas sucedió en Níger, donde el fin de semana posterior al ataque a
la revista de París en enero fueron asesinados 10 cristianos y las iglesias
quedaron destrozadas, así como diversas casas religiosas.
“A pesar de los ataques, no hay otra vía que el perdón”, sugiere el
misionero Josep Frigola, que ha atendido a Aleteia para explicar la
situación en este país donde el cristianismo es minoritario.
Josep Frigola es un misionero catalán (padre Blanco o Misioneros de África) que
vive en Niamey. Originario de la diócesis de Girona (España), lleva décadas en
este país. “El trauma de las numerosas iglesias quemadas y la
destrucción masiva de casas y establecimientos no se esfuma así como así”,
reconoce.
“Las heridas permanecen, aunque se han dado pasos importantes de perdón y
reconciliación”, añade. “Quizá lo más impactante y paradójico es la calma
y la tranquilidad que reinan desde casi después de los ataques”.
“Los malhechores se esfumaron en el más completo anonimato y la población,
en vez de manifestarse y reprobar los hechos públicamente, adoptó la estrategia
del silencio, de no sentirse implicada y dejar que todo vuelva a su
cauce”, relata.
“El miedo, todo tipo de miedo, nos tiene a todos atenazados. El día
después del ataque, en casi todas las iglesias y casas de religiosos, los servicios
de seguridad estatal pusieron guardias y policías de guardia. Ahora, excepto en
algún lugar, ya no están”, añade.
En Pascua han estado para vigilar que todo estuviera en orden. Este
misionero se cuestiona si la seguridad es una medida provisional: “La pregunta
ahora es saber si son medidas provisionales, o si tendremos que celebrar
siempre la fe con policía en la puerta. Un estado democrático, ¿quiere y
puede proteger a todos sus habitantes?”.
En algunas zonas de Níger la situación es mejor: “En honor a la verdad, tenemos
que decir que en muchas partes del país se ha podido celebrar la Pascua con
normalidad y sin seguridad. Yo mismo soy testigo de esto en la región de
Tillaberi, donde tampoco en aquellos días fatídicos hubo ninguna manifestación en
contra de la religión cristiana”.
¿Y ahora qué? “Con el Evangelio en las manos, la cruz no se esfuma -reconoce-,
pero el signo del perdón se impondrá siempre, porque nos renueva interiormente
y nos permite ir adelante”.
Fuente: Aleteia