«El sábado 27 de junio comienza el Año Jubilar con
motivo del 150 aniversario de la entrega del Icono del Perpetuo Socorro
por el Papa Pío IX a los Redentoristas para que extendieran su devoción
por el mundo por esos caminos y enclaves periféricos a los que llegan estos
misioneros inquietos, atípicos, marcados a fuego por la antífona «Id al mundo
entero y proclamad el Evangelio».
Laureano del Otero Sevillano tomó hace
cerca de un año, con convicción firme e ilusión, uno de esos caminos misioneros,
el que lo llevó desde la parroquia del Santísimo Redentor de Nervión
hasta Albania, país de extrema pobreza, en el que alrededor de
un 70 por ciento de la población es musulmana, donde la Iglesia
se estrena cada día abriéndose todavía paso entre los cascotes de los
residuos de la dictadura atea que prevaleció hasta hace casi 25
años.
La Misión de los Redentoristas se sitúa en Kamëz (Tirana), zona
musulmana que ahora está de Ramadán.
Allí se ocupan de seis
iglesias, dos en centros urbanos y el resto en poblaciones rurales, con
acceso por caminos sin asfaltar y sin alumbrado.
«Atendemos —explica a
ABC de Sevilla— a los católicos desarraigados de las montañas del norte que han
venido al cinturón de la capital a buscar una vida mejor, construyendo casas
desordenadamente, sin trabajo, sin historia y sin ley. Y eso de la ley es
importante, porque emerge la ley antigua ancestral, códigos de moralidad
arcaica. Nuestra misión —añade— es evangelizar y humanizar».
«Las iglesias que atiendo de forma más directa no hay
catequistas ni laicos preparados. De hecho, que haya cura ya es un
privilegio», dice.
Podría parecer a cualquiera un panorama tenebroso,
lleno de amenazas e impenetrable. Sin embargo, Albania sigue siendo,
como comprobó a su llegada, «un lugar lleno de sorpresas», para Lauri,
como es conocido entre su feligresía sevillana, a la que hace poco visitó en
días en los que cumplió con otra de sus grandes devociones: la Virgen del
Rocío.
«Albania es la periferia de Europa, un país olvidado y deprimido,
un mundo espectacular en sus paisajes y en sus gentes, pero que parece estar en
otra galaxia. Y en esta galaxia aún estamos aprendiendo a conocer a
aquellos que nos enseñan el auténtico rostro de Cristo, porque...
¿dónde está Dios? Los Redentoristas sabemos que, aunque somos misioneros,
realmente lo que hacemos es buscar en la misión al Cristo del que apenas
conocemos nada», son las palabras que lanza el misionero desde ese resistente
centro Redentorista albanés en el que se materializa el carisma de San Alfonso,
el primero de ellos, de «anunciar el Evangelio a los abandonados, a los que no
llega la Iglesia, a los desatendidos, a los pobres...»
Fuente: ReL