Al grito de "Jesús, sálvame" y "Madre María, ten piedad de nosotros"
Este martes, decenas de católicos chinos, seglares y sacerdotes, intentaron
detener la demolición de su iglesia. Lo han logrado.
Los fieles gritaban «¡Jesús, sálvame!» y «¡Madre
María, ten piedad de nosotros!», mientras obstaculizaban el trabajo de las
topadoras y el accionar de los policías.
El
hecho sucedió en Wangcun, una localidad situada a pocos kilómetros de Changzhi,
en el sudeste de Shanxi.
Para
detener la demolición, sacerdotes y fieles se reunieron en torno a la iglesia y
al muro que la rodea, bajo la lluvia, rezando y pidiendo al Señor «que vuelva
menos duro su corazón y que actúen ateniéndose a la ley del Estado, que protege
la libertad religiosa».
Anteriormente
el gobierno había otorgado el permiso para restaurar la iglesia, una pequeña
gema de las primeras décadas del siglo pasado. Las obras de restauración se
habían iniciado hace cuatro meses, con un importante compromiso de los fieles,
que colaboraron con dinero para poder completar los trabajos. Ahora, por
motivos «urbanísticos», el gobierno ha cambiado de parecer y ha decretado que
se proceda a la demolición del monumento.
En
un decreto fechado el 25 de agosto de 2012, el gobierno de la ciudad decidió
restituir a la Iglesia católica «la antigua capilla de Wangcun y el terreno
pertinente». Pero pocas semanas atrás, el Comité distrital del Partido
comunista, junto al gobierno del distrito, ha decretado que se proceda a la
demolición del área, incluyendo los muros y el edificio de la iglesia. El
motivo oficial que se alega es que «después de la demolición, se construirá
allí una plaza para enriquecer la vida del pueblo».
Hace
tan sólo minutos ha llegado la noticia de que el gobierno de la ciudad ha
frenado la demolición, en un intento por resolver la situación.
Sobre
una población de casi 3,5 millones, los católicos de Changzhi suman más de
50.000, con 47 sacerdotes al servicio de los fieles. En la diócesis hay más de
60 iglesias y capillas.
Fuente:
Asia News/InfoCatolica