"Nuestro ministerio es ayudarles a recuperarse de las consecuencias del terrible sufrimiento que han sufrido, a través del amor, la paciencia, la oración y la terapia"
Hermana Ester - Foto: Alejandro Bermúdez
|
Fueron
fundadas hace tres décadas en el sur de Sudán y fueron nombradas las Hermanas
de la Santísima Virgen María; pero en una región dramáticamente afectada por la
guerra civil de Sudán del Sur, estas religiosas son conocidas generalmente por
el color brillante de sus hábitos y llamadas las "Hermanas Azules".
En
la Diócesis de Tombura Yambio de Sudán del Sur, el Obispo Edward Hiiboro
Kussala les encomendó brindar asistencia permanente a muchas mujeres, incluidas
niñas y adolescentes, que han sido violadas, maltratadas o abandonadas en medio
de los violentos conflictos que han acosado a la región durante años.
"Hay
un gran estigma que cae sobre estas mujeres, en su mayoría jóvenes, que son
víctimas de la violencia de la guerra", dijo la hermana Ester, superiora
local de la pequeña comunidad de las cuatro "Hermanas Azules" que
ayudan con la recuperación de unas 100 mujeres en una instalación en el pueblo
de Yambio, junto a la cancillería diocesana.
"Las
hermanas son una bendición increíble", dijo Mons. Hiiboro Kussala a ACI
Prensa. "Fueron fundados por mi predecesor, el obispo Joseph Abangite Gasi
a petición de los obispos sudaneses, quienes se dieron cuenta de que una
comunidad de hermanas africanas era muy necesaria", recordó.
Según
la hermana Ester, “varias de ellas permanecen aún en estado de shock, apenas
conscientes de su realidad". "Nuestro ministerio es ayudarles a
recuperarse de las consecuencias del terrible sufrimiento que han sufrido, a
través del amor, la paciencia, la oración y la terapia".
Las
hermanas ayudan a algunas mujeres a lidiar con el sida, y otras a criar a sus
hijos, muchos de las cuales fueron concebidos en violación. Según la hermana
Ester, "la conexión con sus hijos, sorprendentemente, es una parte
importante del proceso de curación, y no parte del trauma, como algunos tienden
a creer".
La
violencia interna ha sido endémica en Sudán desde que se independizó de Gran
Bretaña en 1956. En esa época, el norte del país, musulmán y de influencia
árabe, lanzó una campaña de islamización contra el sur mayormente cristiano, lo
que llevó a décadas de lucha.
En
2011, Sudán del Sur se convirtió en un país independiente, pero en diciembre de
2013, el presidente Salva Kiir Mayardit acusó a su exdiputado Riek Macho de
intentar un golpe de Estado, desatando una guerra civil que el propio Papa
Francisco ha tratado de detener invitando a ambos líderes a un reciente retiro
espiritual en el Vaticano. El conflicto ha generado más de 1,5 millones de
personas desplazadas.
Aunque
la guerra civil ha disminuido significativamente en esta parte de Sudán del
Sur, el refugio todavía recibe a mujeres maltratadas todos los días. Así que
las “Hermanas Azules” se han embarcado en un ambicioso proyecto para ampliar
sus instalaciones y mejorar su servicio.
"Gracias
a la importante ayuda financiera del Fondo de Alivio para Sudán, nos faltan
unos meses para terminar una nueva instalación, donde las hermanas, nuestros
expertos y voluntarios podrán brindar el mejor tratamiento posible a nuestras
mujeres", dijo la hermana Ester.
"Nuestro
objetivo es integrar gradualmente a estas mujeres en la sociedad con la
estabilidad espiritual y mental adecuada, y con un plan claro para su
futuro", añadió.
Las
"Hermanas azules", que solo usan sus nombres religiosos y cuyo lema
es "Con María, traemos a Cristo al mundo", fueron originalmente
organizadas y dirigidas por las Hermanas Misioneras Combonianas Italianas, pero
desde hace una década son un instituto de derecho diocesano, independiente,
liderado por africanos.
POR ALEJANDRO BERMÚDEZ
Fuente: ACI