"Aquí estoy, envíame" |
Ahora bien, hay que rechazar que la
misión es una salida para aquellos que no se adaptan al sitio donde están o
para aquellos que son laicos, por ejemplo, y están en el paro y piensan: “voy
a hacer algo bonito para el mundo, ya que mi vida es inútil, me voy de misión”.
Este pensamiento es erróneo – dice el Director de OMP en España – porque la
misión “es una vocación”, como lo es la vocación matrimonial o como lo es la
vocación consagrada.
“Para
ser misionero tienes que discernir el llamado de Dios y formarte sobre la
doctrina de la Iglesia”
El
Director de Obras Misionales Pontificias aclara que lo primero que debemos
hacer si queremos ser misioneros es “discernir” si Dios nos llama por ese
camino y para realizarlo tenemos que tener una vida interior, una vida de
profundización en la fe. De hecho, José María Calderón considera que si la
persona en cuestión no tiene una dirección espiritual o un compromiso cristiano
aquí, “no podemos pedir que lo tengan en otro sitio”.
Una vez que
has sentido esta llamada, la segunda cosa que el Director de OMP considera
fundamental es la formación intelectual, es decir: qué es la misión, dónde se
va, cómo es la cultura a la que vas, cómo te insertas, como te integras y luego
formarse sobre cuál es la doctrina de la Iglesia. “Un misionero no es un
voluntario, un misionero es un representante de la Iglesia a donde va y por lo
tanto tiene que estar formado cristianamente porque su palabra no es opinión,
él va a enseñar, es maestro de la fe, ya sea sacerdote, religioso o laico”.
“Los misioneros son parte del paisaje donde están y se
sienten de los sitios donde han sido enviados”
Para el Director de OMP los misioneros son “la gran
puerta a la periferia del mundo”, esa periferia de la que nos habla
constantemente el Papa Francisco en sus homilías y discursos y que cobra forma
en la misión. Además de ser esta “gran puerta”, los misioneros de la Iglesia
Católica “son punteros” en el deseo de entrar en conversación y diálogo con
todos los hombres sin mirar cultura, lengua, religión o color. Tal y cómo lo
describe José María Calderón: los misioneros no hacen distinción, son parte del
paisaje donde están y no se les reconoce por el color de la piel o por el
acento con el que hablan, realmente ellos se sienten de aquellos sitios donde
están.
Vatican News