«Aquí estoy, envíame» es el lema de este año, unas palabras que nos recuerdan que todos tenemos una misión que cumplir. De forma especial, como ha resaltado D. Isaac, recordamos al más de centenar de misioneros que la diócesis tiene repartidos por los cinco continentes.
El delegado de misiones ha querido recordar que, «la forma más
importante de colaborar es con la oración, pero no la única». De esta forma, ha
añadido que se puede colaborar con el DOMUND con tiempo, ejerciendo de
misionero permanente o voluntario y, como siempre, con aportaciones económicas.
En este último apartado se ha
detenido D. Isaac para recordar que, a causa de la pandemia y las restricciones
de aforo en los templos, este año hay más posibilidades de colaborar de manera
telemática. Así, se puede hacer un donativo mediante BIZUM, por transferencia
bancaria en la cuenta de las Obras Misionales Pontificias (OMP), por teléfono o
a través de la página web del DOMUND.
Asimismo, también ha resaltado que,
como novedad, este año ha surgido una nueva forma de colaboración, una carrera
virtual que se desarrollará los días 17 y 18 de octubre.
Asimismo, ha subrayado que la
misión no es solo ir a un país lejano a colaborar con sus gentes, sino «ayudar
al de al lado, aquí y ahora». La misión de cada uno ha de ser colaborar con
quien más lo necesita también en la cercanía, «y si doy para hacer más, lo haré
con mucho gusto», ha concluido el mexicano.
De su lado, D. Fidele Nkanza, natural de la República Democrática del Congo, ha
comenzado
relatando sus orígenes en una familia cristiana, puesto que su padre
era animador pastoral. «Yo colaboraba como monaguillo, en el coro… sin darme
cuenta de que algo estaba surgiendo ahí», ha comentado.
Nkanza
ha subrayado que «aceptar la misión no es fácil», ya que supone salir del país
de origen para ayudar en otro lugar, añadiendo que lo más importante es
aceptar, porque con el Señor «siempre sale bien». Igualmente, ha querido
incidir en que la ayuda que se envía a los países necesitados «sí que llega: yo
de pequeño llevaba una camiseta que ponía Ibiza sin conocer que eso era
España», ha relatado.
Agradecido de que en su país la
pandemia no haya llegado ni afectado tan profundamente como aquí, ha querido
recordar que nuestra misión es «ayudar al que está en la puerta de al lado»,
para añadir que la pandemia nos tiene que servir para darnos cuenta de que
«debemos abrir nuestro corazón para ayudar a todo aquel que lo necesite, en
cualquier ámbito y de cualquier forma».
Finalmente, D. Isaac (quien ejerció
como misionero durante 23 años en África) se ha mostrado «agradecido y lleno de
gozo» porque José Ponce y Fidele Nkanza son el ejemplo de que «la misión
evangelizadora tiene sus frutos».
relatando sus orígenes en una familia cristiana, puesto que su padre era animador pastoral. «Yo colaboraba como monaguillo, en el coro… sin darme cuenta de que algo estaba surgiendo ahí», ha comentado.
Fuente: Obispado de Segovia