Rescate de un bebé en el valle de
Sula (Honduras). |
Según
ha explicado Bejarano, “al tercer día de lluvias se iniciaron las evacuaciones
y fue desgarrador ver a las personas sobre los techos de sus casas, la falta de
lanchas para socorrer a tantos, los gritos de ayuda, la desesperación por
encontrar a los familiares...”.
“Aquí ves a la gente con mucho dolor hablar
de todo lo que han perdido, con miradas llenas de miedo, dudas e
incertidumbre”, ha añadido.
Según
han manifestado a Religión Confidencial hondureños
residentes en España, “ha sido angustioso estar incomunicados en varias
ocasiones con nuestra familia allá, y nuestra inquietud aumentó al ver vídeos
que nos enviaron de las inundaciones y evacuaciones”.
Bejarano
está colaborando en la ayuda a los damnificados en la parroquia San Vicente de
Paúl, en la localidad hondureña de San Pedro Sula, regida por el sacerdote
valenciano y misionero de los Padres Paúles José Vicente Nácher, en el
departamento de Cortés, en la zona noroccidental de Honduras, la más afectada
tras el paso del huracán.
Las
instalaciones de la propia parroquia se han convertido en un gran centro de
acopio de todo tipo de alimentos de primera necesidad así como de comida ya
elaborada. “Se han recibido grandes donaciones de ropa, de pañales para niños y
adultos, colchones, sábanas, mantas, kits de higiene personal y agua potable”,
ha explicado Bejarano.
Las
donaciones son recibidas por los voluntarios que preparan bolsas y las llevan
hasta los diferentes albergues que acogen a las víctimas del huracán. “Todo
ello bien coordinado y cumpliendo con las medidas de protección que exige la Covid-19”,
ha afirmado.
El
sacerdote, natural de Costa Rica y párroco en Valencia, alaba la organización
desde las parroquias de la zona y ha participado en las labores de ayuda
recogiendo comida elaborada por diferentes restaurantes que han cerrado sus
cocinas al público y las han abierto para ayudar a los damnificados.
Reinaldo
Bejarano ha explicado que “lo mejor que he podido ver ha sido el rostro de las
familias en los albergues al recibir las ayudas, he visto en sus miradas la
calma, he oído y recibido sus bendiciones y sus lágrimas de agradecimiento”.
Al
igual que le sucedió a Reinaldo Bejarano, el huracán también sorprendió en esta
zona afectada a otro sacerdote y misionero valenciano de los Padres Paúles,
Enrique Alagarda, párroco en Puerto Lempira, en la región hondureña de La Moskitia.
Alagarda
se encontraba en San Pedro Sula “reponiéndose de una cirugía y estos
días, hasta que pueda regresar a su parroquia cuando el aeropuerto esté
operativo, está colaborando con las labores para organizar las ayudas en
la parroquia regida por el también valenciano José Vicente Nácher, que además
es el superior de la Región de Honduras de la Provincia San Vicente de
Paúl España”, según Bejarano.
Tal
como explica el propio Alagarda en la página web de la congregación de los
Padres Paúles, el tifón ETA “recorrió casi todo el territorio hondureño con un
nivel de precipitaciones, durante días, que no veíamos en el país desde el
huracán Mitch, hace ya 20 años” y destaca “la dimensión de la catástrofe
humanitaria que el desbordamiento de los ríos y las inundaciones de áreas
densamente pobladas han provocado”.
“Frente
a esta inundación de las aguas y de la desgracia se está produciendo también
una inundación de solidaridad. Un claro ejemplo es el trabajo que se está realizando
en la parroquia San Vicente de Paúl, en San Pedro Sula, donde donantes y
voluntarios han estado distribuyendo 3.000 provisiones diarias desde el inicio
de las inundaciones”, describe el misionero.
Sin
embargo, en pocos días “los damnificados comenzarán a volver a sus hogares,
donde la mayoría lo han perdido todo; por ello, nuestra solidaridad no debe
terminar, debemos seguir haciendo efectiva nuestra caridad con el pueblo
hondureño”, recuerda.
Fuente: ReligionConfidencial