“Vivía la pobreza y eso se mostraba en su capacidad de adaptarse a todo. No tenía zapatillas y un día que iba a jugar fútbol tuvieron que prestarle un par”
Crédito: Diócesis de Córdoba |
El
Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, clausuró la fase
diocesana del proceso de beatificación del hermano misionero Pedro Manuel
Salado de Alba, fallecido heroicamente en Ecuador en 2012, luego de salvar a 7
niños de morir ahogados en una playa.
Pedro Manuel
era miembro consagrado del Hogar de Nazaret, que tiene en Córdoba su sede
principal. Se consagró al Señor en 1990 y hasta 1998 vivió en España. Luego fue
destinado a la misión de Quinindé en Ecuador, donde dirigió un hogar y el
Colegio Sagrada Familia de Nazaret.
La clausura de
la fase diocesana de la causa de beatificación, iniciada
en octubre de 2018, terminó este sábado 20 de marzo con la certificación de
las actas originales y las dos copias que se enviarán a la Congregación para
las Causas de los Santos en Roma.
La
Diócesis de Córdoba informó en una nota de prensa que Mons. Fernández expresó
su deseo de “que esta causa sea rápida” y que ahora “acompañemos con la oración
porque nos estimula a ser como Pedro Manuel, a gastar nuestra vida en favor de
los demás”.
Consuelo
Csanady, directora general de Hogar de Nazaret y Superiora de la rama femenina,
recordó que “con Pedro Manuel Salado Dios ha querido darnos un embajador
excepcional”, especialmente ahora ante la pandemia del coronavirus.
Pedro Manuel
“nos dice hoy que debemos seguir dando la vida por los demás”, resaltó.
Mons. Eugenio
Arellano, Vicario Apostólico de Esmeraldas (Ecuador) también estuvo presente y
agradeció a la Diócesis de Córdoba por asumir y llevar adelante la causa de
beatificación.
Aunque lo
dispuesto por el derecho canónico es que la causa se abra donde fallece el
siervo de Dios, por causas justas el proceso puede trasladarse a otra diócesis,
en este caso a la de Córdoba.
Mons. Arellano
dijo que la vida del hermano Pedro Manuel “ha sido testimonio para nosotros”,
pues daba su vida por los niños pobres de Esmeraldas “todos los días”.
En la Misa que
siguió al acto jurídico de clausura de la fase diocesana, el Obispo de Córdoba
resaltó que “el que entrega su vida por amor ha ganado para siempre”, algo que
hizo el hermano Pedro Manuel que “ha tejido la historia con el amor de Jesucristo”.
“Tengo que
salvar a mis niños”
El Hogar de
Nazaret es una comunidad católica fundada por María del Prado Almagro en 1978.
Su misión es ayudar a niños y jóvenes sin hogar y con situaciones complicadas.
Allí encuentran una educación humana y cristiana.
Pedro Manuel
Salado de Alba nació el 1 de enero de 1968 en Chiclana de la Frontera en Cádiz.
Es el tercero de seis hermanos. “Los niños lo quieren mucho, se acercan a él.
Entre niños y oraciones, descubre que Dios lo llama”, relata en un video el P. Manuel
Jiménez, responsable del Hogar de Nazaret.
Pedro Manuel se
consagró al Señor en 1990 y hasta 1998 vivió en el Hogar de Nazaret de Córdoba.
Ese año viajó a Ecuador. “Vivía la pobreza y eso se mostraba en su capacidad de
adaptarse a todo. No tenía zapatillas y un día que iba a jugar fútbol tuvieron
que prestarle un par”, recuerda el P. Jiménez.
El domingo 5 de
febrero de 2012, cuando se celebraba la Jornada Mundial de la Vida Consagrada,
Pedro Manuel llevó de paseo a la playa de Atacames a un grupo de niños.
Alrededor del
mediodía la marea creció y siete niños fueron arrastrados. “Rápidamente Manuel
se dio cuenta que el asunto era de vida y muerte y no dudó en lanzarse al agua
y salvar a cada uno de los niños”, relata el sacerdote.
Antes de
ingresar al agua dijo: “Tengo que salvar a mis niños” y los fue sacando uno a
uno.
Luego de sacar
a los dos últimos y totalmente exhausto, una de las hermanas del hogar le dijo
“Manuel los has sacado a todos”. Él la miró y expiró.
“El hermano
Pedro Manuel ha sido, para todos los que lo hemos conocido, un regalo de Dios”,
concluyó el P. Jiménez.
Por Walter Sánchez
Silva
Fuente: ACI
Prensa