• INFANCIA MISIONERA 2022


    ¡Comienza a preparar la jornada!
  • CONCURSO INFANCIA MISIONERA 2022


    Tú eres luz para el mundo
  • MEMORIA DE ACTIVIDADES 2020


    ¡Así fue 2020 en Obras Misionales Pontificias!
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

15 de julio de 2015

MIS AMIGOS ROSA Y EDU CON SUS 5 NIÑOS NOS CUENTAN SU EXPERIENCIA MISIONERA EN COSTA RICA (Crónica 3)

Queridos hermanos y amigos,
Mañana hacemos cuatro meses desde que llegamos a San José. Podríamos decir que nuestra vida aquí está bastante asentada, después del estresante aterrizaje. Echando la mirada para atrás, los primeros tres meses han sido muy difíciles para los niños, y por ende, para nosotros también. Es tanto lo que han dejado atrás, que se les ha hecho muy cuesta arriba. Si lo miramos por el lado positivo, nos alegra ver lo tan increíblemente arraigados que están a su familia y a sus amigos de Madrid, a pesar de ser tan pequeños.

Hasta hace poco, cada día era una lucha con ellos. Su reacción inconsciente ha sido revelarse contra nosotros, como verdaderos adolescentes. Han querido demostrar visiblemente su descontento y malestar por cada cosa que hacíamos por muy apetecible que fuera el plan. Ellos querían manifestar, que aquí no querían estar. La autoridad de los padres en casa ha tenido que ser re-conquistada. Hemos escuchado frases como “Papá tú a mí no me mandas”.

Un reto constante, que no si n muchas equivocaciones hemos tenido que afrontar. Peleas, tensiones y falta de alegría, hasta el punto de sentir que en lugar de estar siendo testimonio misionero, la situación nos conducía al anti testimonio. Sin embargo, sabíamos que era cuestión de tiempo, y la paciencia nos ha dado la razón. Gracias a Dios, la paz y la tranquilidad han vuelto a nuestro hogar. Los niños se han integrado muy bien en el colegio, y desde muy pronto han hecho nuevos amigos. Poco a poco ellos también van haciendo suya la misión, y por consiguiente entendiendo que Dios tiene un plan para ellos aquí también.

Sabemos que lo que han dejado atrás está siendo recompensado con creces por la experiencia misionera que están teniendo. En el lado humano, nos alegra incluso haberles sacado de su pequeña burbuja de confort. Han tenido que salir de sí mismos para adaptarse a nueva cultura y volver a hacer amigos. Salir del cascarón siempre duele un poquito, pero a la larga trae consigo muchas cosas buenas.

Durante este tiempo de revolución se han dado muchas conversaciones preciosas con ellos, que nos han hecho ahondar en nuestra relación con cada uno y nos ha ayudado a reafirmar ciertos valores. Hemos experimentado como las tensiones, cuando se afrontan desde la perspectiva de la fe, se convierten en “creadoras”. Sin duda, las grandes tensiones nos ponen al límite, y nos empujan a equivocarnos, y a veces mucho, pero también nos ayudan a crecer y autoeducarnos, y nos hacen madurar.

Uno de los puntos cuestionados por los niños durante este tiempo, en plena crisis de todo, ha sido el típico “por qué ellos tienen y yo no”. Nosotros pensábamos que el traerles aquí de misiones, les iba a hacer entender más fácil ciertas actitudes ante la vida. Sin embargo, nos habíamos olvidado por un momento, que nuestros hijos, por venir aquí no dejan de ser niños, y de plantearse las cosas normales de los niños. En torno a esta pregunta se dio una de esas conversaciones profundas de las que hablábamos antes.

Después de varias semanas experimentando cómo parte de su actitud retadora se traducía en un permanente inconformismo, y al “nada es suficiente”, comenzaron a cuestionar una y otra vez el por qué sus amigos y tales personas tenían esto y lo otro y ellos no. La gota que colmó el vaso fue la pregunta de “por qué mis amigos tienen móvil y yo no” que fue repetida por nuestro hijo mayor hasta la saciedad, durante varios días. 

Os podréis imaginar que la primera contestación no fue muy pedagógica, sobre todo en el contexto de rebelión antes mencionado. Por nosotros corría un sentimiento frustrante: “¿Un móvil? ¿A los 9 años? ¿Nos hemos vuelto locos?” Resulta que en España nunca tuvieron esta actitud inconformista tan exagerada y nuestro aterrizaje aquí, ¡en lugar de ayudar en este sentido provoca el efecto contrario! Sin embargo, pasada la tosca contestación de “porque no lo necesitas” y tras la insistencia, se dio espontáneamente un diálogo que terminó por ser muy constructivo. 

Vamos a intentar reproducirlo de la mejor manera posible:
·         Papá, mamá, ¿por qué yo no puedo tener móvil si todos mis amigos tienen?
·         Dado, sí, podrías tener móvil, pero con 9 años no lo necesitas. Veo que últimamente te preguntas muchas veces por lo que no tienes, pero deberías fijarte más en lo que sí tienes, y en lo afortunados que somos. Hay muchas personas que pasan necesidad. Y sí, podríamos tener un coche mejor, alquilar una casa con jardín o piscina, y otras tantas cosas más, pero entonces ya no nos quedaría nada para ayudar a los más necesitados.

·         Pero entonces, ¿tener todas estas cosas está mal?     
·         No, no… no está mal… Tener muchas cosas no está ni bien ni mal, eso depende de cómo se utilicen y de la misión de cada uno.

·         No entiendo.
·         A ver… Por un lado, depende de si lo que tienes lo retienes sólo para ti o si también lo utilizas para ayudar a los demás. Además, cada uno tiene una misión distinta y debe utilizar lo que posee para cumplirla. Por ejemplo, a nosotros Dios nos ha dado una misión en Costa Rica, y por eso utilizamos nuestro dinero para llevarla a cabo.

·         Entonces, ¿tener móvil no es malo no???
·         Depende… ¿lo necesitas para cumplir tu misión? Hoy no, mañana quizás sí…

·         ¿Y la PlayStation?
·         Tampoco, pero si compramos esto, lo otro, y lo otro, ¿que nos va a quedar para los demás? ¡Cuánta gente pasa hambre! ¡Cuánta miseria hay a nuestro alrededor! Tú lo has visto Dado. Tú la has experimentado en muchos lugares. ¿Te acuerdas en Etiopía cuando Airen nos invitó a su casa? ¿La que estaba en aquella barriada cerca de un río?

·         ¡Sí, ese rio que olía fatal!
·       Efectivamente, aquel río putrefacto lleno de basura que me recordaba mucho a otros ríos que vimos en India. ¿Y las casas cómo eran?

·         De metal, sin muebles y pequeñas. No tenía habitaciones y todos dormían en el suelo.
·         Sin embargo, la familia compartió con nosotros lo poco que tenía.
·        

·         ¿Te acuerdas cómo conocimos a Airen? Era la niña que pedía en la puerta del supermercado cada día. Nos hicimos amigos suyos y la invitamos a cenar. En agradecimiento ella nos quiso llevar a su casa. ¡Fíjate que espíritu de gratitud! Durante aquella cena pasó algo que quizás tú no te acuerdas, pero que a nosotros nunca se nos olvidará… Tú lloraste por el dolor de tripa que te había provocado lo mucho que habías comido. Menos mal que Airen no te entendió. Te garantizo que el dolor de tripa por la falta de comida es muchísimo peor, y ten por seguro que esa familia no comía todos los días.
·         En cualquier caso, no hay que irse a Etiopía para darse de bruces con la pobreza. ¿Te acuerdas de Juan, nuestro amigo que estaba siempre pidiendo en su silla de ruedas a la puerta del súper de la esquina de nuestra casa en Madrid? Y de Paloma, la drogadicta que cada día pedía en el semáforo… Y de Abdou, nuestro amigo senegalés que se alimentaba a base de natillas… ¡Cuánta necesidad!
·         Y a nosotros, sin embargo, no nos falta nada... Lo recibido entonces, ¿Dios nos lo ha dado sólo para nosotros o también para que lo compartamos?

·        Para que lo compartamos.
·         ¿Tú qué prefieres entonces, tener muchas más cosas o ayudar a otras personas?

·         Ayudar a otras personas.
·         ¿Y vosotros Lorenzo y Olivia?
·         Ayudar a otras personas (Vic también estaba de acuerdo)
·         Nosotros queremos que nuestro estilo de vida sea coherente y respetuoso con esta realidad. ¿Y vosotros?
·         También
·         Entonces a partir de ahora ya no solo es nuestra elección sino también la vuestra.

El asunto ha quedado zanjado, al menos por ahora.
Otras muchas cosas buenas han pasado en este tiempo, entre ellas nuestra participación en el Fortalecimiento Matrimonial, la visita de los Jensen para un taller de amor y sexualidad, o y la visita de mi madre y hermana (Edu) y la “Baby shower” que me organizaron con tantísimo cariño (Rosa).

Por otro lado, nuestro trabajo misionero comienza a concretarse y se abren grandes campos de trabajo, sin embargo, no nos gustaría alargarnos con la crónica, así que dejamos todas estas cosas para el mes que viene. Con cariño desde nuestro Santuario Hogar.


Rosa y Edu