"Ningún
desastre puede obstaculizar la fe y la confianza de los católicos"
El pasado diciembre, Filipinas sufrió un
devastador tifón que dejó muchas zonas inundadas. No por ello se suspendieron
los actos religiosos en las iglesias a las que asistieron puntualmente los
feligreses aunque el agua anegase los templos.
Es lo que ocurrió en la capilla de San Roque, en
Iscundo, Filipinas, durante la tradicional novena antes de Navidad. Allí el
tifón no pudo frenar la celebración de la Misa, a pesar de que el agua les
llegaba a los fieles y al sacerdote por las rodillas.
El seminarista Fiel Louie
Narciso Pareja, estudiante de primer año en el seminario Madre del Buen Consejo
de la archidiócesis de San Fernando en la provincia de Pampanga, estaba
asistiendo al párroco en aquella celebración y relata para Alfa y Omega lo
ocurrido:
«Filipinas sufrió otro tifón antes de acabar el
año.Tomamos fotos de la capilla de san Rorque de Iscundo en la provincia de
Pampanga. Fue en el sexto día de la novena de la Misa del Gallo, o como
nosotros lo llamamos, Simbang Gabi. Esta novena está muy arraigada en los
corazones de los filipinos y se ha convertido en tradición. Desde el Vaticano
se nos concedió una liturgia especial para dicha celebración».
«Nadie
nos puede separar del amor de Dios»
«A pesar del fuerte tifón, las inundaciones y la
crecida del caudal del Río Grande de la Pampanga (uno de los ríos más grandes
de las Filipinas) los fieles insistieron para continuar con las Eucaristías de
la novena. Ningún tifón o desastre puede obstaculizar la fe y la confianza de
los católicos filipinos. El religioso que impartió la comunión y que aparece en
las fotos es el padre Eisen Juan Cruz, sacerdote diocesano en la arquidiócesis
de San Fernando Pampanga. Estuvo asistido por tres seminaristas: Rey Nikolai
Viray, Gerald Daquiz y yo mismo.
Los fieles de la localidad lograron terminar la
novena de forma segura, con una fe firme y una gran devoción. Las fotos que
circulan en los medios sociales se hicieron virales. Esto demuestra que nada
nos puede separar del amor de Dios, como dijo el apóstol Pablo en una de sus
epístolas. Nuestra iglesia es una iglesia misionera: vamos allí donde somos
enviados».
F
Fuente: Alfa y Omega