El Santo Padre recibió en audiencia en el Vaticano a
una delegación de la Organización de Iglesias Instituidas en África, y los
alentó a cultivar el diálogo ecuménico "en favor de la construcción de
sociedades más justas y pacíficas"
La mañana del sábado 23 de junio el Papa Francisco
recibió en audiencia, por primera en el Vaticano, a una delegación de la Organización
de Iglesias Instituidas en África, a la cual el Pontífice agradeció “su
predisposición para buscar vínculos más estrechos con la Iglesia católica”.
En su discurso el Santo Padre destacó que la historia
-relativamente breve de estas comunidades- ha estado marcada por la lucha por
la independencia del continente africano y sus esfuerzos por crear una sociedad
caracterizada por la justicia y la paz, capaz de defender la
dignidad de la gran variedad de los pueblos africanos.
“Ustedes conocen bien los desafíos a los que se
enfrenta África en su conjunto, así como aquellos con los que se encuentran las
diferentes Iglesias en su misión de evangelización, reconciliación y ayuda
humanitaria”, dijo el Pontífice destacando que en particular, los miembros de
esta organización “son conscientes del enorme desafío que supone el
proporcionar estabilidad, educación y oportunidades de empleo a los jóvenes,
que forman un grupo poblacional tan grande en las sociedades africanas”.
El sentido del
Evangelio para los pueblos de África
Asimismo el Obispo de Roma propuso una pregunta
fundamental a la que todos debemos responder: ¿En qué sentido el mensaje
cristiano es una buena noticia para los pueblos de África?
“Frente a la desesperación de los pobres, la
frustración de los jóvenes, el grito de dolor de los ancianos y
el sufrimiento, el Evangelio de Jesucristo, transmitido y vivido, se traduce en
experiencias de esperanza, paz, alegría, armonía, amor y unidad”, afirmó
Francisco subrayando que si realmente estamos convencidos de que los problemas
de África se pueden resolver más fácilmente recurriendo a los recursos humanos,
culturales y materiales del continente, entonces está claro que nuestro deber
cristiano “es acompañar cada esfuerzo para promover un uso sabio y ético de
estos recursos”, en especial, el compromiso común y urgente de promover
procesos de paz en las diversas áreas de conflicto.
Solidaridad
concreta para el necesitado
Por otra parte, el Sucesor de Pedro alentó a las
Iglesias instituidas en África a practicar, ante todo, “una solidaridad
concreta con el necesitado”, ya que – afirmó Francisco- “es tarea de los
líderes de la Iglesia ayudar a las personas a reunir sus propias
energías para ponerlas al servicio del bien común y, al mismo tiempo,
defender su dignidad, su libertad y sus derechos”.
“Hay más necesidad que nunca de que todos los
cristianos aprendan a trabajar juntos por el bien común. Aunque existen
diferencias significativas entre nosotros en cuestiones de naturaleza teológica
y eclesiológica, también hay muchas áreas en las que los líderes y los
fieles de las diversas comunidades de la familia cristiana pueden
establecer objetivos comunes y trabajar para el bien de todos, especialmente
por el bien de nuestros hermanos y hermanas más desfavorecidos y más débiles”,
añadió.
Valores
cristianos que nos unen como hermanos
De igual manera, el Papa hizo hincapié en la
importancia de perseverar en el fortalecimiento de los valores
cristianos que nos unen como hermanos, hijos de un mismo Padre; y que
tan arraigados están en las sociedades africanas como “el profundo sentido
religioso de la existencia de un Dios creador y de un mundo espiritual; el
valor de la familia, los hijos vistos como un Don divino, el
respeto hacia los ancianos y el deber de responsabilidad con los
vecinos”.
El Santo Padre recordó también que una tarea
específica de los cristianos en las sociedades africanas “es promover la coexistencia
de grupos étnicos, tradiciones, idiomas e incluso diferentes religiones”,
una tarea, no siempre fácil; ya que a menudo encuentra obstáculos debido a la
gran hostilidad mutua.
Paz para el
mundo es el deseo de Dios
Por ello, Francisco los alentó a tener más encuentros
y diálogos ecuménicos como estos, con la Iglesia católica y con todas las demás
Iglesias y comunidades cristianas, para que “iluminados por el Espíritu Santo
puedan encontrar la forma de promover la colaboración entre todos: cristianos,
religiones tradicionales y musulmanes, por un futuro mejor para África”.
Antes de despedirse, el Papa manifestó su deseo de que
esta visita a Roma, la ciudad del martirio de los Apóstoles Pedro y Pablo,
“ayude a reafirmar la voluntad de la Iglesia Católica de hacer todo lo posible,
junto con sus socios ecuménicos, para promover el Reino de justicia, paz y de
fraternidad que Dios quiere para toda la humanidad”.
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
Vatican News