Tu soledad ¡oh Jesús! es total. Has
ido hasta el límite de la condición humana
Después de la meditación de ayer que se situaba históricamente en Betania el lunes por la tarde... saltamos directamente a la tarde del jueves, durante la última cena.
Después de la meditación de ayer que se situaba históricamente en Betania el lunes por la tarde... saltamos directamente a la tarde del jueves, durante la última cena.
-Jesús dijo: "Uno de vosotros me entregará"
Se miraban los discípulos unos a otros, sin saber de quién
hablaba.
Jesús
toma la iniciativa de anunciar la traición. Está solo. Nadie entiende en esto
nada. Uno de los discípulos, el amado de Jesús...
Juan
subraya esto. Y es a ese título que él interviene. La
amistad.
-Estaba recostado junto a Jesús. Simón Pedro
le hizo señal, diciéndole: "Pregúntale de quién habla". El discípulo,
inclinándose hacia el pecho de Jesús, le dijo: "Señor, ¿quién
es?"
Es
una escena que ha sido representada por muchos pintores.
Familiaridad.
Sí,
Tú, Señor, has aceptado estos gestos sencillos. No te has avergonzado de haber
necesitado este afecto... de poder hablar con verdaderos
amigos...
Por
otra parte, vemos una vez más en el Evangelio, las funciones complementarias, en
la Iglesia: Pedro toma la iniciativa - prioridad oficial-, pero es Juan el que
hace el encargo delicado.
Cada
uno tiene su sitio particular. Todos no pueden hacer todo. Ayúdame, Señor, a
cumplir bien mi cometido, y en mi sitio. Durante estos días santos, quisiera, a
mi manera, vivir contigo, Señor. Ofrecerte mi amistad. Procuraré pensar mucho
más en ti en el curso de estos días venideros.
-"Aquel a quien yo mojare y diere un bocado". Se lo da a
Judas... y Jesús le dice: "Lo que has de hacer, hazlo pronto." Ninguno de los
que estaban a la mesa conoció a qué propósito hacía aquello. Judas tomando el
bocado, se salió luego.
Era
de noche.
Todo
se hace con palabras veladas... en una especie de pudor sigiloso, entre Jesús y
Judas... como si Jesús no quisiera perjudicar a Judas: los demás no entienden lo
que está pasando.
Hasta
aquí llega la lucidez de Jesús frente a su muerte: es El quien dirige las
operaciones; es El quién decide la hora: "lo que has de hacer, hazlo pronto,".
Mi vida, nadie la toma, soy Yo quien la da. He aquí mi Cuerpo entregado por
vosotros.
-Así
que salió, dijo Jesús: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre, y Dios ha
sido glorificado en él... Dios también le glorificará pronto." Palabras
asombrosas. Como ayer son también una anticipación. La "gloria" ya está ahí,
desde que la muerte ha sido decidida, desde que el traidor ha salido para su
faena.
-Hijitos míos, todavía estaré un poco con
vosotros... Yo me voy.
Tú no
piensas en ti, sino en ellos. Van a quedarse solos. Pedro adivina algo, sin
duda. Y ¡propone "seguir" a Jesús!
-"¿Darás por mí tu vida?... En verdad te
digo que no cantará el gallo antes que tres veces me
niegues."
¡Pobre Pedro! Y sin embargo él se creía muy
generoso, y lo era, a su modo. Jesús le anuncia su propia traición, algunos
minutos después de la de Judas. Entonces, de repente, el silencio debió de ser
muy denso en el grupo.
Tu
soledad ¡oh Jesús! es total. Has ido hasta el límite de la condición humana. El
hombre, que más solo se encuentre a la hora de la muerte, puede reconocerse en
ti.
Fuente: Mercaba