Pocas semanas después del asesinato de 147 jóvenes universitarios
en una universidad de Kenia a manos de terroristas islamistas de Al Shabab, los
obispos de la Conferencia Episcopal de ese país fueron recibidos hoy jueves por
el Papa Francisco con motivo de su visita “ad limina”.
“Rezo con ustedes y por todos
aquellos que han sido asesinados por acciones terroristas u hostilidades
étnicas o tribales en Kenia, así como en otras zonas del continente”,
manifestó.
En el discurso que les
entregaron, el Pontífice señala que la Iglesia en Kenia “debe ser siempre fiel a su
misión como un instrumento de la reconciliación, la justicia y la paz”.
“En fidelidad a su patrimonio
de fe y a la enseñanza moral de la Iglesia, fortalezcan su
compromiso de trabajar con los líderes cristianos y no cristianos, en la
promoción de la paz y la justicia en su país a través del diálogo, la
fraternidad y la amistad”, añadió.
El Papa cree que de esta
forma “podrán denunciar, de forma más unificada y valiente, toda forma de
violencia, sobre todo la cometida en nombre de Dios. De este modo brindarán
mayor tranquilidad y profundo consuelo a sus conciudadanos”.
Por otro lado, Francisco
también les habló de la importancia de las vocaciones al sacerdocio.
“Aunque las semillas de una vocación sacerdotal se siembran mucho antes de que
un hombre llegue al seminario, primero en la familia,
corresponde a los formadores del seminario nutrir el crecimiento de estas
vocaciones”.
Por esta razón les pidió un
esfuerzo mayor ya que “es imperativo que la buena voluntad de los seminaristas
y sus fervientes deseos hallen respuesta en una formación humana y
espiritualmente profunda, intelectualmente rica y pastoralmente variada”.
Francisco no quiso perder la
ocasión para recordar a los prelados keniatas la celebración del Año de la Vida Consagrada
y por tanto, “mi corazón también está cerca de los religiosos y religiosas que
han renunciado al mundo por causa del Reino para aportar así muchas bendiciones
a la Iglesia y a la sociedad en Kenia”.
También dijo que “los
esfuerzos unidos y desinteresados de los católicos en Kenia constituyen un
hermoso testimonio y un ejemplo para el país” y “la Iglesia, de muchos modos,
está llamada a ofrecer a una cultura más amplia, una esperanza basada en su
testimonio inquebrantable de la nueva vida prometida por Cristo en el
Evangelio”.
En este sentido, “sin
pretender interferir en los asuntos temporales, la Iglesia debe reafimar, sobre
todo ante los que están en posiciones de liderazgo y poder, aquellos principios
morales que promueven el bien común y la edificación de la sociedad y en el
cumplimiento de su misión apostólica debe adoptar una postura profética en
defensa de los pobres y en contra de toda corrupción y abuso de poder”.
El Papa señaló que la Iglesia
debe “dar ejemplo”. “La Iglesia ayuda y sigue ayudando a todos en Kenia a
través de una gran variedad de escuelas, institutos, universidades, clínicas,
hospitales, hogares para los orfanatos enfermos y moribundos, y organismos
sociales”, dice en la parte final del discurso.
Por último, insta a los
obispos a ayudar a las familias y mejorar la atención pastoral y se muestra
convencido de que “seguirán ayudando y fortaleciendo a todas aquellas familias
que sufren a causa de matrimonios rotos, infidelidades, adicciones o
violencia”.
Asimismo pide formar a los
jóvenes para que sean “discípulos capaces de asumir compromisos permanentes sea
con un cónyuge en el matrimonio,
o con el Señor en el sacerdocio o la vida religiosa”.
Finalmente, exhortó a que el
Jubileo Extraordinario de la Misericordia sea “un tiempo de gran perdón,
sanación, conversión y gracia para toda la Iglesia en Kenia” y para que
“tocados por la infinita misericordia de Cristo, todos los fieles sean signos
de la reconciliación, la justicia y la paz que Dios desea para ese país y para
África entera”.
Fuente: ACI/EWTN Noticias