Como ella misma decía, se sentía muy impresionada del modo en el que Dios trabaja en las almas y cómo puede transformar la vida de uno y conquistar su corazón
A los
diecisiete años Clare Crokett presentaba programas de televisión en cadenas
importantes en Irlanda, donde había nacido. Con tan solo 18 años, tuvo su
primer papel en una película. Su espíritu indómito y social hacía que cada fin
de semana saliera con sus amigos a discotecas y se emborrachara sin control.
Pero un día una amiga le propuso algo que cambiaría su vida para siempre: ir a
España gratis durante una Semana Santa. Era una peregrinación en un monasterio
con las religiosas de Hogar de la Madre. Cuando se dio cuenta de dónde iba
intentó dar marcha atrás pero los billetes ya tenían su nombre. Como ella mismo
describió, en aquel viaje sintió que el Señor la interpelaba profundamente y la
frase ¿qué voy a hacer yo por Él?” quedó suspendida dentro de ella.
Al
poco tiempo fue de peregrinación con aquellas religiosas. Algo se movía en su
interior.
Su siguiente episodio vital fue en un sitio tan inesperado como un servicio de una discoteca; allí sintió que Jesucristo le preguntaba: ¿Por qué me sigues hiriendo? Esa pregunta rondaba en cada uno de sus pasos.
Clare tomó la que fue la gran decisión de su vida: ofrecerse a Dios y formar parte de la comunidad de las Siervas del Hogar de la Madre. La decisión le hizo profundamente feliz. Como ella misma decía, se sentía muy impresionada del modo en el que Dios trabaja en las almas y cómo puede transformar la vida de uno y conquistar su corazón.
Con los años, la hermana Clare fue destinada a una de las tres comunidades que las religiosas Siervas del Hogar de la Madre tienen en Ecuador. Allí siguió siendo un ciclón de alegría. Su sola presencia inundaba de vida la comunidad y a cuantos se acercaban a ella.
Entre las víctimas mortales del terremoto del pasado 16 de abril en Ecuador figuran cinco chicas jóvenes que se encontraban en una casa de las Siervas del Hogar de la Madre en Playa Prieta, y una de ellas, la hermana Clare Crockett, de 33 años.
Su siguiente episodio vital fue en un sitio tan inesperado como un servicio de una discoteca; allí sintió que Jesucristo le preguntaba: ¿Por qué me sigues hiriendo? Esa pregunta rondaba en cada uno de sus pasos.
Clare tomó la que fue la gran decisión de su vida: ofrecerse a Dios y formar parte de la comunidad de las Siervas del Hogar de la Madre. La decisión le hizo profundamente feliz. Como ella misma decía, se sentía muy impresionada del modo en el que Dios trabaja en las almas y cómo puede transformar la vida de uno y conquistar su corazón.
Con los años, la hermana Clare fue destinada a una de las tres comunidades que las religiosas Siervas del Hogar de la Madre tienen en Ecuador. Allí siguió siendo un ciclón de alegría. Su sola presencia inundaba de vida la comunidad y a cuantos se acercaban a ella.
Entre las víctimas mortales del terremoto del pasado 16 de abril en Ecuador figuran cinco chicas jóvenes que se encontraban en una casa de las Siervas del Hogar de la Madre en Playa Prieta, y una de ellas, la hermana Clare Crockett, de 33 años.
Fuente: COPE