Los últimos ataques de
grupos islamistas en Cabo Delgado, en represalia por las operaciones de los
cuerpos de seguridad, han hecho llegar 13.000 nuevos desplazados internos a
Pemba, la capital provincial
Foto: Institute for Global Change |
Aludía a la decapitación a finales de octubre
de 20 personas (15 de ellas adolescentes) cuyos cuerpos habían sido hallados en
los bosques del distrito de Muidumbe.
Este
lunes se supo que la situación ha continuado empeorando. Las autoridades
cifraron en más de 50 los civiles decapitados en distintos ataques solo durante
los últimos tres días, informa Europa Press. El comandante general de la
Policía mozambiqueña, Bernardino Rafael, indicó que los yihadistas atacaron
varias aldeas en los distritos de Muidumbe y Macomia, donde además secuestraron
a mujeres y niños.
«Quemaron
casas y fueron detrás de la población que huyó hacia los bosques, tras lo que
empezaron con acciones macabras», manifestó. Testigos citados por los medios
locales han indicado que los milicianos llevaron a los residentes a un campo de
fútbol en la localidad de Muatide y procedieron a su ejecución.
Represalias
por las operaciones del Gobierno
Los
ataques parecen una represalia después de que a finales de la semana pasada las
fuerzas de seguridad mozambiqueñas mataran a más de 30 supuestos terroristas en
operaciones en la provincia, especialmente en el distrito de Palma, tal y como
informó el portal de noticias Carta de Mozambique. Por el momento se
desconoce a qué grupo pertenecen los muertos. Se sospecha de Estado Islámico en
África Central (ISCA), que ha incrementado sus ataques en la zona, incluido la
anterior oleada de decapitaciones.
También
ese ataque se produjo después de una incursión de las fuerzas de seguridad
contra Base Siria, como se conoce al principal núcleo terrorista de la zona,
situado en Mocímboa da Praia. Como recuerda la publicación Mondo e missione,
esta ciudad fue tomada en agosto por los islamistas, que prendieron fuego a la
iglesia local, un instituto, el hospital comarcal y decenas de casas, negocios
y coches. También secuestraron durante 24 días a
dos religiosas brasileñas de las Hermanas de San José de
Chambéry.
Un
millón de afectados
Los
primeros ataques terroristas en la región comenzaron en 2017, a mano de un
grupo islamista al que popularmente se conoce como Al Shabaab pero que no
estaría vinculado con el grupo del mismo nombre que opera en Somalia y está
ligado a Al Qaeda. Además, el Estado Islámico anunció en 2019 la creación de
ISCA, especialmente activo durante este año.
Ya
se alcanzado un millar de muertos, y un millón de afectados. Entre 350.000 y
400.000 personas se han visto obligadas a huir a otras zonas, según la
Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta misma entidad
estima en 13.000 personas las llegadas a Pemba en las últimas tres semanas;
entre ellas, 5.900 niños. Ante esta realidad, la Iglesia «nunca puede quedarse
callada», sería «un grave pecado de omisión», aseguró monseñor Lisboa por
videoconferencia durante un coloquio organizado en la ciudad portuguesa de
Coimbra y recogido por la agencia de la
Conferencia Episcopal Portuguesa, Ecclesia.
Cáritas
Portuguesa está ayudando a 970 familias desplazadas a las que el Gobierno local
ha entregado un terreno para que lo cultiven. Además, junto con Cáritas
Española y en colaboración con Cáritas diocesana de Pemba va a iniciar un nuevo
proyecto para distribuir alimentos a las familias afectadas por el conflicto en
los distritos de Ancuabe, Chiure y Namuno; reparto de semillas y herramientas,
de materiales de costura y de carpintería, y apoyo psicosocial.
Fuente: Alfa y Omega