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24 de mayo de 2017

COSTA DE MARFIL; LA “SAN PEDRO” AFRICANA VUELVE A LA VIDA

Construida en Yamoussoukro por 300 millones de dólares, consagrada por Wojtyla en 1990, durante años permaneció aislada debido a la guerra civil. Ahora es el centro del catolicismo en el país

En Yamoussokro, capital de la Costa de Marfil, se habla de un milagro. Después de años de aislamiento y de falta de fieles debido a la guerra civil, la Basílica de Nuestra Señora de la Paz ha vuelto a la vida. Según los datos ofrecidos por la diócesis, en 2016 hubo 320 mil visitas.

No se trata de una catedral cualquiera, sino de la iglesia más alta del mundo, pues con sus 158 metros es incluso más alta que la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Un mausoleo que quiso construir el difunto ex-presidente del país, Félix Houphouet-Boigny, oriundo de Yamoussokro, para dejar un homenaje a su ciudad. 

Tanto el interior como el exterior están revestidos con mármoles italianos; los vitrales son franceses (y uno representa al ex-presidente arrodillado mientras besa los pies de Jesucristo. Por un costo indefinido, pero que se estima entre 300 y 600 millones de dólares.

Alrededor de 2 mil obreros de Israel y Francia trabajaron día y noche durante años hasta que, en 1990, Juan Pablo II fue invitado para su consagración. 

Tenía que ser el epicentro del catolicismo en África, gracias a su capacidad para recibir hasta 18 mil fieles. Pero la guerra civil de los años siguientes y su ubicación en medio de la selva la transformaron en un elefante blanco en donde se reunían pocas decenas de personas durante las misas de los domingos.

Según lo que indicaron los oficiales eclesiásticos, había más empleados que fieles. Los guías turísticos no trabajaban, los de la seguridad jugaban futbol en la columnata. «Decía que era mi casa porque casi solo estaba yo y, honestamente, me daba pena por el párroco», dijo David N’Guessan, ex-monaguillo y hoy guardia de seguridad de la Basílica, al periódico estadounidentse «The Wall Street Journal». 

«Digamos que teníamos mucho tiempo para la oración», dijo el padre Stanislaw Skuza, sacerdote polaco que administra la iglesia y que llegó en 1993 a Yamoussokro.

El final de la guerra civil en 2011 y la explosión de los precios del cacao, pues Costa de Marfil es el primer productor del mundo, ayudaron a que los fieles volvieran a la Basílica de todos los rincones de Costa de Marfil y de los países limítrofes. Llegan peregrinos de Ghana y de Burkina Faso, turistas de China e India.

Los católicos en el país son el 20% de la población, alrededor de 23,7 millones de habitantes, según los datos de la Central Intelligence Agency de Estados Unidos. Ahora, durante las celebraciones los fieles son tantos que tuvieron que comprar un nuevo sistema de amplificación sonora y colocar 7 mil ventiladores dentro de la Basílica. 

LORENZO SIMONCELLI
CIUDAD DEL CABO

Fuente: Fides