Hna. Nyzelle es la misionera que coordina la atención de la Iglesia a migrantes en Honduras |
“Una vez en el tren, no son pocos los casos
de robos, agresiones o ataques violentos de grupos criminales infiltrados,
quienes los tiran del tren si se niegan a pagar `la cuota´”, se lamenta. Según
CONAMIREDIS (La Comisión Nacional de Apoyo a Migrantes Retornados con
Discapacidad), centenares de migrantes Hondureños regresan frecuentemente a
Honduras con discapacidad o miembros amputados debido a “La Bestia”.
"Soy Su instrumento para ayudar"
Desde
2020 sirve en Honduras. Su misión es “acompañar a nuestros migrantes, apoyarlos, ofrecerles palabras
de consuelo y fe y la seguridad de que Dios está con ellos”, afirma en Global Sisters Report: “A pesar
de las dificultades que enfrentamos personalmente o como sociedad, son una
confirmación de que Dios me quiere en este lugar, y de que soy Su instrumento
para ayudar a estas personas”.
“Al comienzo del
coronavirus, el ministerio
lanzó una campaña, Manos en
solidaridad, y recibimos muchas donaciones de alimentos y ropa
para los migrantes deportados”, explica Nyzelle. “Esto creó una cadena de solidaridad
increíblemente fuerte”. Los confinamientos, al paralizar los viajes,
permitieron reorganizarse a la Pastoral de Movilidad Humana.
Dos huracanes devastadores
Pero la tranquilidad no duró. “La
pandemia ni siquiera había terminado antes de que nos azotara el huracán Eta”,
y después, el Iota. “Los
huracanes han devastado a gran parte de nuestro personal, así que estamos
pidiendo donaciones en efectivo para apoyar a quienes lo han perdido
prácticamente todo” explica.
Actualmente,
la migración es de nuevo una amenaza: “Es probable que quienes se quedaron sin nada después de los
huracanes prueben suerte en la ruta migratoria”, lamenta.
Algunos regresan
forzosamente a un país en el que no les queda nada. “No solo
experimentan traumas horribles, sino que además necesitan restablecerse,
descubrir sus medios de vida y cómo ayudarán a sus familias”, explica.
En
Honduras, entre 3.000 y 4.000 personas mueren por violencia cada año. Por ello,
la Hermana Nyzelle dedica
especial atención a los desplazados internos, mayoritariamente “los que han
sido amenazados o atacados
y están en peligro o necesitan ser reubicados fuera del país o en una
región más segura”.
Algunos
miembros de su equipo la inspiran: "Hermana, no se preocupe por el sueldo
de mi mes; póngalo en manos de quienes lo necesitan", le dicen. "Este
tipo de gesto me conmueve profundamente, porque hay mucha empatía y compasión en cada persona, y eso ayuda mucho
a los migrantes”, explica la misionera. “Veo el rostro de Dios en todos aquellos motivados a ayudar al
prójimo”.
Fuente: ReL