Christian Carlassare, es misionero en una de las zonas más difíciles del mundo, Sudán del Sur, y es ahora el obispo más joven de la Iglesia
Picasa/Missionari Comboniani |
Una ‘iglesia en
salida’, misionera, atenta a las periferias del mundo pide el papa Francisco.
Así ha nombrado al obispo más joven del mundo, P. Christian Carlassare, M.C.J.,
43 años, misionero comboniano en Sudán del Sur.
Carlassare
es un sacerdote de Vicenza, Italia, originario de Schio, que ha recibido la
designación directa del papa Francisco para ser el nuevo obispo de la diócesis
de Rumbek, en el sur de Sudán del Sur, hasta ahora vicario general de la
diócesis de Malakal.
El
sacerdote ha pasado la mayor parte de su ministerio (16 años) en el país
africano que es un estado independiente desde hace sólo una década y que vive
desde hace años conflictos étnicos internos muy fuertes. El papa Francisco ha
sido promotor de la paz en el país martirizado.
El misionero italiano dijo estar sorprendido por la
decisión del Papa, pues no sospechaba un nombramiento como obispo. “Aunque
sabía que la Iglesia llevaba mucho tiempo buscando un nuevo obispo en esa
diócesis, tras el fallecimiento del padre Cesare Mazzolari en 2011. Con la
excepción de una sustitución durante un par de meses, nunca he trabajado en esa
zona. Pero ya sabes, los caminos del Señor son infinitos”, declaró Carlassare
al diario Il Corriere della Sera,9
de marzo.
¿Qué se siente al ser el obispo más joven de toda la
Iglesia romana? «La verdad es que no lo sabía, pero estoy contento, es una gran
oportunidad que me ha ofrecido el Señor. Pero ser joven aquí es un aspecto importante,
dado que más de la mitad de los ciudadanos del país son menores de 18 años. En
este sentido, creo que una persona joven puede hacer una gran contribución.
Además, vivimos en un entorno muy difícil, con grandes espacios, mucho calor y
muchos mosquitos, y quizá una persona joven se adapte más fácilmente”.
El sacerdote afirmó que su pasión por el África es
debido a su admiración por la figura de Santa Josefina Bakhita (una religiosa
sudanesa).
También la emergencia sanitaria de Covid-19 hace de
fondo al nuevo desafío que tiene por delante el apenas nombrado obispo de
Rumbek: falta de médicos y clínicas. Además de las enfermedades tradicionales
que golpean a la población sin tregua alguna por la pandemia: malaria,
tuberculosis, parásitos intestinales, etc.
“La gente está tan acostumbrada a estas graves
enfermedades que siente que Covid es una de ellas. Afortunadamente, en Sudán
del Sur hay menos casos que en Europa: hasta la fecha hay unos doscientos al
día, pero menos casos graves. Pero para someterse a una PCR hay que ir a la
capital (Juba, ed) o a algunos otros centros”.
Monseñor Carlassare, nació el 1 de octubre de 1977 en
Schio (Vicenza). Después de la escuela primaria y secundaria, asistió a un
curso de orientación en el Seminario de los Misioneros Combonianos en Thiene
(VIcenza). Hizo el postulantado y los estudios filosóficos en Florencia, en la
Facultad de Teología de Italia Central, y el noviciado en Venegono Superiore
(Varese y el bachillerato en Misionología en la Universidad Pontificia
Urbaniana (2003-2004), en Roma.
Pronunció los votos solemnes en Roma en 2003 y fue
ordenado sacerdote el 4 de septiembre de 2004. Tras la ordenación, estudió
un curso de inglés (2004-2005) y fue a Sudán del Sur para aprender la lengua
nuer en la parroquia de la Santísima Trinidad (condado de Old Fangak)
(2005-2006).
Posteriormente ocupó los siguientes cargos: vicario
(2006-2007) y párroco de la misma parroquia en el estado de Jonglei
(2007-2016), miembro del Secretariado de Animación Vocacional y Formación
Básica (2011-2019), consejero provincial de los Misioneros Combonianos (Sudán
del Sur) (2012-2019), secretario del Consejo Provincial de los Misioneros
Combonianos (2014-2016), viceprovincial en Sudán del Sur (2017-2019), promotor
vocacional y director del curso de orientación (prepostulantado) para los
Combonianos en Moroyok (Juba) (2017-2020). Desde 2020 hasta ahora ha sido
vicario general de la diócesis de Malakal, informó la Oficina de Prensa de la
Santa Sede.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia