Fundó
y dirige la "Madre de la Misericordia", un hospital de 430 camas que
se destaca en medio de la nada
El doctor Tom Catena, médico norteamericano en Sudán (Sudan Relief Fund) |
Tom
Catena es un médico norteamericano. Eligió ejercer su profesión en una zona muy
difícil de África, Sudán, más precisamente en las Montañas Nuba. De la nada, ha
abierto un hospital y cada día se pone al servicio de las poblaciones más
necesitadas. Una dedicación que en 2017 le valió el Premio Aurora...
Si
en tu corazón tienes el deseo de ayudar a quien está desesperado e ignorado,
puedes sucederte de perder el corazón por África. Le pasó a un joven médico
estadounidense. Nacido y criado con esa idea en la extensa ciudad de Nueva
York, la graduación del Dr. Tom Catena de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Duke podía significar sólo una cosa, servir a los necesitados en
un ambiente rural.
No importaba dónde estuviese ese lugar en el mapa del mundo. Después de un breve período como médico en la Marina de los Estados Unidos, llega el momento de partir finalmente hacia una misión. Una misión que lo confronta con experiencias desgarradoras, las de un médico que trata de hacer funcionar las cosas en medio de los peligros y las frustraciones que anidan en las montañas Nuba en el sur de Sudán, donde hasta ahora sólo la fe lo ha mantenido todo unido.
No importaba dónde estuviese ese lugar en el mapa del mundo. Después de un breve período como médico en la Marina de los Estados Unidos, llega el momento de partir finalmente hacia una misión. Una misión que lo confronta con experiencias desgarradoras, las de un médico que trata de hacer funcionar las cosas en medio de los peligros y las frustraciones que anidan en las montañas Nuba en el sur de Sudán, donde hasta ahora sólo la fe lo ha mantenido todo unido.
Aunque
al principio la meta parecía ser Kenia, el destino indicó el sur de Sudán como
su lugar de llegada final. En la última década más o menos, el Dr. Tom Catena
se ha convertido en un nombre famoso en las Montañas Nuba y no sólo por su
servicio desinteresado a los pobres. Fundó y dirige la "Madre de la
Misericordia", un hospital de 430 camas que se destaca en medio de la
nada. Este centro de salud ha permitido la supervivencia de muchas de las
víctimas de las violentas campañas llevadas a cabo por el ex presidente de
Sudán, Omar al Bashir. Tom también centra gran parte de sus esfuerzos en el
aspecto humanitario y sueña con dejar las Montañas Nuba un lugar mejor que el
que encontró.
Vivir
en África, confía el Dr. Chainsaw, fue su elección. Le gustaba la idea de
quedarse en un lugar y unirse a la comunidad. Pero como, sobre todo en África,
no faltan las dificultades, la pregunta es qué lo llevó a dejar la comodidad de
su hogar neoyorquino para irse a vivir a un lugar hostil como las montañas
Nuba.
La
razón, para el médico de la montaña, es simple después de todo. "Cuando
estaba en la universidad, incluso antes de ser médico, siempre quise ser
misionero y este deseo es lo que me llevó a estudiar medicina. Narra que
después de graduarse en la escuela de medicina, y tras cuatro años en la Marina
de los Estados Unidos, se unió a la "Junta de la Misión Médica
Católica" en Nueva York, que más tarde se convertiría en un trampolín para
realizar su sueño de trabajar en una zona rural.
"Así
que elegí un lugar en Kenia, una localidad llamada Mutomo, donde hay un
hospital dirigido por las Hermanas irlandesas de la Misericordia. Después
de un tiempo, Tom Catena se trasladó a la capital, Nairobi, y se quedó allí a
trabajar por cinco años. "Mientras estaba en Kenia -recuerda- oí hablar
del Sudán, del hecho de que la guerra civil lo estaba destruyendo y de que no
había instalaciones sanitarias". Y agrega: "Me enteré de que había
algunas ONG trabajando allí, pero se estaban yendo debido al conflicto. Me
pareció una situación muy desesperada".
A
pesar de las noticias provenientes de las Montañas Nuba, esa realidad de la que
oía hablar le atrajo hasta el punto de que trató de reunir la mayor cantidad de
información posible. Monseñor Macram Max Gassis, hoy obispo emérito de El
Obeid, estaba construyendo un hospital en las montañas Nuba: "Me enteré
por un amigo mío", dice Tom. "Así que me puse en contacto con su
oficina. Fui y abrimos el hospital. Empezamos a funcionar en 2008".
Mientras
la cuenta, de la historia de Tom Catena se transparenta toda su fe. "Soy
lo que se podría definir una cuna católica", dice. Y explica: "Crecí
como católico romano. Mis padres son creyentes muy devotos. Mi padre fue un
gran ejemplo para mí. Iba a Misa todos los días y nos educó realmente en la fe
junto con mi madre. Tenían una fe muy sólida y creo que crecí con esta
idea". El médico recuerda un momento en la universidad en el que se mezcló
con los evangélicos y alguien temía que se convirtiera a su confesión. Pero afirma
que da crédito a esa amistad y al encuentro con los evangélicos porque, dice,
"a través de ellos, creo que la idea de ser misionero maduró".
Después de la universidad, continúa, "volví a un catolicismo más ortodoxo.
Pienso entonces que he sido muy afortunado a lo largo de mi vida, que siempre
he estado con personas fuertes en la fe, capaces de guiarme y orientarme".
Desde
que se mudó a las Montañas Nuba, el Dr. Catena ha hecho del cuidado a los más
necesitados lo más importante de su vida. Su jornada típica, en medio de la
nada, es toda trabajo y montaña. "Normalmente, me levanto alrededor de las
05.30 de la mañana y teniendo la suerte de tener un sacerdote con nosotros voy
a misa todos los días. Tom reza el Rosario en el camino hacia la Misa, que
comienza a las 6:30 a.m. y termina a las 7:00 a.m. Después toma un desayuno
rápido en su casa antes de ir al hospital, donde el servicio comienza a las
7:30 a.m.
Desde
las 7.30 a.m. el Dr. Catena está de pie, yendo y viniendo de los turnos de sala
a los quirófanos, a la administración y, en general, ocupándose de los
servicios hospitalarios, todos muy demandantes. En un día ajetreado, puede
atender hasta 500 pacientes antes de ir a ocuparse de los casos más graves en
el quirófano... "Y si ocurren de noche, entonces vuelvo al hospital para
las emergencias que se presentan. La jornada es muy intensa. Es muy cansador,
no hay duda de ello", dice. "Es extenuante físicamente y sobre todo
emocionalmente, especialmente cuando se tiene un mal resultado o casos
difíciles. Es realmente un trabajo muy duro".
Por
mucho que se trate de un servicio que requiere mucha concentración, el doctor
Catena cuenta de momentos en que las incursiones militares han interrumpido la
rutina del hospital. "Hubo varias veces en que mientras estábamos en la
sala de operaciones, con los pacientes sedados acostados en la camilla, oíamos
aviones en el cielo. Luego comenzaban a caer las bombas y teníamos que tomar
una decisión. Algunas veces seguimos adelante con las cirugías, haciendo lo que
teníamos que hacer. Otras veces nos tiramos al piso de la sala de operaciones
esperando que el bombardeo terminase".
El
doctor Tom dice que lo más frustrante para un médico que trabaja en las
Montañas Nuba no es tanto el miedo a perder la vida, sino más bien "estar
en un ambiente alejado de todo y no tener todos los instrumentos necesarios,
tener que enfrentar los límites de nuestro conocimiento". "Sólo la fe
-admite- nos permite avanzar, sabiendo que Dios está con nosotros a pesar de
las dificultades y los problemas".
Cita
el hecho de que la caída de Omar al Bashir fue una bendición para el pueblo
Nuba, añadiendo que el gobierno de transición les hizo sentir que "ahora,
después de más de 30 años, por primera vez en Sudán hay alguna esperanza de
encontrar una solución pacífica al conflicto, al conflicto en Darfur y en cualquier
otro lugar de Sudán".
Algunos
acontecimientos interesantes también han tenido un profundo impacto en la vida
de Tom. El médico que ayuda a los corazones heridos a rehacer sus vidas ha
perdido el corazón por una mujer nubia que nació en la montaña y fue a la
escuela bajo un árbol. "Nos casamos en 2016 y eso fue algo maravilloso.
Fue un gran cambio en mi vida. Hizo el trabajo mucho más fácil, sabiendo que
hay alguien con quien compartir la carga", dice Tom.
Hoy
en día, el Hospital Madre de la Misericordia cuenta con un personal calificado,
incluyendo 27 enfermeras, médicos y farmacéuticos. Pronto se unirá al hospital
un grupo de cuatro médicos nubios cualificados, los primeros formados con el
producto de donaciones privadas.
En
realidad, el desarrollo del personal, o mejor dicho, el desarrollo de la
capacidad, es algo que importa mucho al doctor Catena. "Para mí es algo
muy importante para cada grupo que trabaja en el mundo en vías de desarrollo.
Tienes que ir y trabajar con la gente del lugar. Así que si hay personas que no
están entrenadas, deben serlo".
En
octubre de este año, Tom Catena fue invitado a asistir a la "Cumbre
Mundial de la Salud" en Alemania. El crecimiento de las habilidades fue
una de las preocupaciones que presentó en aquel encuentro. "La clave para
el personal", dice con certeza, "es la capacidad para formar a la
gente del lugar hasta permitirle que alcance tu mismo nivel e incluso lo
supere, de modo que cuando te vayas, dejes algo que ya esté funcionando".
Porque, añade Tom, "esta es una parte importante de lo que hacemos en las
Montañas Nuba y quería presentarlo a los vértices del mundo de la medicina.
En
2017, el doctor Catena recibió el "Premio Aurora" por el despertar de
la humanidad. La recompensa en efectivo recibida con el premio ha sido útil
para continuar el trabajo en las Montañas de Nubia, especialmente el compromiso
con la creación de capacidades. "El Premio Aurora que se me concedió en
2017 ha sido de gran ayuda para mí personalmente y para el hospital", dice
Tom. "Y también fue una buena publicidad para hacernos
conocer". En 2018, el Dr. Catena fue nombrado presidente de la
iniciativa humanitaria World Wide Aurora, papel que se suma a sus actividades
en el sur de Sudán.
Su
principal preocupación es sensibilizar e involucrar a las personas en la labor
humanitaria. "Todos pueden involucrarse en esto, no importa lo que hagas,
no importa tu trabajo, no importa tu nivel de retribución. Hagas lo que hagas,
puedes involucrarte, aunque sólo sea en el sentirte sensibilizado".
Godfrey
B. Kampamba - Ciudad del Vaticano
Vatican News