Francisco
destacó el “estupendo testimonio de caridad” frente a la reciente epidemia de
ébola en el continente, al tiempo que elogió a los misioneros que “ofrecieron
su vida por permanecer junto a los enfermos”
Al
recibir hoy en la Sala Clementina en el Vaticano a los participantes del
Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), el
Papa Francisco los alentó a permanecer fieles a la propia identidad, y les
aconsejó cómo hacer frente a las nuevas ideologías que buscan destruir la
familia.
“En
África el futuro está en las manos de los jóvenes y ellos hoy están llamados a
defenderse de nuevas e inescrupulosas formas de colonización como el éxito, la
riqueza y el poder a toda costa, pero también del fundamentalismo y el uso
distorsionado de la religión y las ideologías nuevas que destruyen la identidad
de las personas y de las familias”.
La
respuesta a esto, dijo, debe ser “invertir en el campo de la educación”, pues
“es el camino más eficaz para superar la tentación de ceder a estos estilos de
vida tan peligrosos”.
La
educación, señaló, será también útil para rechazar “la difusa mentalidad de
atropello y de violencia, las divisiones sociales, éticas y religiosas”.
Francisco
dijo que es necesario “ofrecer una propuesta educativa que enseñe a los jóvenes
a pensar críticamente y les indique un recorrido de maduración de los valores”,
combinando la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio.
Francisco
subrayó que “la Iglesia está llamada a valorizar e incentivar todas las
iniciativas en favor de la familia como fuente privilegiada de toda fraternidad
y fundamento y vía primaria de la paz”, recordando el mensaje de San Juan Pablo
II en la Jornada Mundial de la Paz de 1994.
El
Santo Padre les aseguró a los asistentes que “este encuentro con ustedes me
ofrece la oportunidad para alentar a esta Institución, pensada y promovida
luego del Concilio Vaticano II para servir a las Iglesias locales de África”.
“Este
servicio tiene el objetivo de dar respuestas comunes a los nuevos desafíos del
continente, para que la Iglesia pueda hablar ‘a una sola voz’, dando testimonio
de su vocación y siendo signo e instrumento de salvación, de paz, de diálogo,
de reconciliación”.
Francisco
señaló que “para realizar esta misión se requiere que los Pastores sean libres
de toda preocupación mundana y política y refuercen los vínculos de comunión
con el Papa a través de la colaboración con las Nunciaturas Apostólicas”.
Es
también fundamental, señaló, “la comunicación fluida y directa con las otras
instancias de la Iglesia”.
El
Papa alentó además mantener “experiencias eclesiales al alcance de todos” y
estructuras pastorales sobrias”, porque “las grandes estructuras burocráticas
analizan abstractamente los problemas y corren el riesgo de tener a la Iglesia
alejada de la gente”.
El
Santo Padre también destacó el trabajo de sacerdotes, religiosos y laicos en
África, “sobre todo en las regiones más aisladas y remotas, sus Iglesias han
proclamado el Evangelio de la vida y siguiendo el ejemplo del buen samaritano,
han socorrido a los más necesitados”.
Francisco
destacó el “estupendo testimonio de caridad” frente a la reciente epidemia de
ébola en el continente, al tiempo que elogió a los misioneros que “ofrecieron
su vida por permanecer junto a los enfermos”.
“Nosotros,
discípulos de Cristo, no podemos no preocuparnos por los más débiles” y debemos
también suscitar la atención de la sociedad y de las Autoridades públicas sobre
su condición de vida”, dijo.
Al
concluir, el Santo Padre recordó que el Simposio de los Obispos africanos es un
“lugar de promoción de la legalidad, para que sean sanadas las llagas de la
corrupción y del fatalismo y para favorecer el compromiso de los cristianos en
las realidades seculares, en vista del bien común”.
“Es
importante recordar que la evangelización comporta la conversión, es decir, el
cambio interior”, dijo, añadiendo que “como resultado de esta conversión a la
salvación, no sólo el individuo sino la comunidad entera eclesial es cambiada,
se transforma siempre más en una expresión viva de fe y de caridad”.
Fuente: ACI/EWTN
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